ENFERMEDADES VENEREAS

¿Qué son y cómo se contraen las enfermedades venéreas?

Como el nombre lo indica, las enfermedades venéreas pueden ser y generalmente son transmitidas mediante el coito (sexo), ya sea vaginal, oral o anal. En ciertos casos en los cuales una enfermedad venérea ha infectado la garganta o la boca, es posible que la enfermedad pueda transmitirse a otra persona a través de un beso profundo, en el cual, se intercambia saliva.

Ciertas enfermedades venéreas, entre otras la sífilis, la gonorrea, la chlamydia y el virus que causa el SIDA, pueden ser llevadas en la sangre; en consecuencia, hay riesgo en lo que respecta al manejo de agujas hipodérmicas y jeringas contaminadas. Diversas pruebas se realizan en la sangre donada para reducir el mínimo el riesgo de los pacientes que reciben transfusiones de sangre.

Algunas enfermedades venéreas pueden ser transmitidas de una madre infectada a su hijo en el útero (la matriz), durante el parto y a través de la leche materna.

¿Cómo pueden prevenirse las enfermedades venéreas?

Una persona puede tomar varias medidas para evitar contraer una enfermedad venérea o transmitir una enfermedad venérea a otra persona. Aquí están algunos hechos importantes a saber:

  • Una relación sexual monógama entre dos personas no infectadas es la mejor manera de evitar contraer una enfermedad venérea.
    Los bebés recién nacidos pueden contraer ciertas enfermedades venéreas de una madre infectada, incluyendo el SIDA, la gonorrea, la sífilis, el herpes genital y la chlamydia. En algunos casos, el riesgo puede reducirse y hasta ser eliminado si la madre se diagnostica y se trata contra las enfermedades venéreas durante el embarazo.

     

  • Cuando se realiza actividad sexual, el uso correcto y consistente de un condón de látex nuevo con cada acto sexual, es un método sumamente eficaz para prevenir la transmisión del virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) -el virus que cusa el SIDA- y reduce el riesgo de contraer otras enfermedades venéreas, incluyendo la gonorrea, la sífilis, el herpes genital y la chlamydia. El condón deberá lubricarse con base de agua, ya que un lubricante con base de aceite (como la jalea de petróleo) podría debilitar el látex. Afortunadamente, la mayoría de los condones, que se venden en el comercio ya vienen lubricados, inclusive existen algunos en el mercado que contienen un espermaticida como el nonoxinol-9, que brinda un efecto protector mayor para evitar el embarazo

     

  • Los condones de membrana natural no son tan seguros como los de látex, ya que tienen poros que ocurren naturalmente que son lo suficientemente pequeños para prevenir el paso del esperma, pero lo bastante grandes como para permitir el paso de los virus en los estudios de laboratorio.

     

  • Según estudios de investigación, «la eficacia de los espermicidas en prevenir la transmisión del VIH es desconocida. Los espermicidas empleados en la vagina pueden ofrecer alguna protección contra la gonorrea y la chlamydia cervical. No existe ningún dato que indique que los condones lubricados con espermicidas, son más eficaces que otros condones lubricados en proteger contra la transmisión de la infección por el VIH y otras enfermedades venéreas. En consecuencia se recomiendan los condones de látex, con o sin espermicida».

     

  • Cuando no puede usarse un condón masculino, las parejas deberán considerar usar un condón femenino. Este consiste en una envoltura lubricada de poliuretano con un anillo en cada punta que se inserta en la vagina. Los estudios de laboratorio indican que el condón femenino es una barrera mecánica eficaz contra el VIH y otros virus. Sin embargo, aunque no es probable que los condones masculinos se deslicen o rompan durante el uso adecuado, los estudios clínicos indican que el condón femenino tiene una tasa mayor de fracaso para la prevención de embarazos.

     

  • Aunque un condón se use y funcione adecuadamente, no siempre proporciona protección completa a los miembros de la pareja; por ejemplo, un hombre con una lesión herpética en un testículo podría infectar a una mujer durante el sexo ya que el condón no cubre los testículos.

     

  • Los niños adolescentes deberán ser educados acerca de los riesgos de la actividad sexual sin protección. También deberán ser advertidos sobre los peligros de manejar las agujas hipodérmicas y las jeringas, las cuales pueden estar contaminadas con ciertas enfermedades venéreas.

     

  • Las mujeres que sufren de infecciones vaginales deben recibir tratamiento y curarse antes de usar el dispositivo intrauterino (DIU). En el mundo, las infecciones vaginales más comunes son las siguientes: vaginosis bacteriana, causada por bacterias anaerobias entre las que figura la Gardnerella vaginalis; la tricomoniasis, infección protozoaria causada por Trichomonas vaginalis; y la candidiasis (muguet), infección micótica causada por Cándida albicans.

Los síntomas de la vaginosis bacteriana pueden incluir flujo vaginal mal oliente, aunque muchas mujeres infectadas no tienen (o no reconocen) síntomas. La tricomoniasis puede causar un flujo vaginal espumoso y amarillento, picazón o malestar. La candidiadis puede manifestarse con un flujo espeso y blanco y con picazón e hinchazón. Los síntomas solos no sirven para identificar de forma fiable los organismos vaginales específicos. Se pueden tratar con antibióticos u otros medicamentos.

Una persona que sospecha que él o ella ha contraído una enfermedad venérea, ha sido expuesta a una enfermedad venérea, está tratándose contra una enfermedad venérea o tiene una lesión herpética activa, deberá buscar tratamiento u orientación médica antes de:

  • Realizar más actividad sexual.
  • Tratar de concebir a un bebé.
  • Donar sangre.

La persona diagnosticada con una enfermedad venérea deberá notificarle a todo compañero sexual que él o ella la puede haber infectado inadvertidamente, e insistir que la persona o las personas busquen atención médica profesional.

No se obtiene protección contra las enfermedades de transmisión sexual con los métodos que no son de barrera, incluidos los anticonceptivos hormonales (la píldora, el Norplant), los dispositivos intrauterinos (DIU), la esterilización, ni los métodos de planificación familiar natural.

Es posible que los anticonceptivos hormonales se relacionen con un mayor riesgo de contraer clamidiasis, pero tal vez reduzcan el riesgo de sufrir enfermedad pélvica inflamatoria sintomática (EPI).

Una vez que una persona se haya curado de una enfermedad venérea, no se hace inmune a esa enfermedad venérea, en otras palabras, es posible ser reinfectado.

Los chequeos regulares por un médico familiar o por un ginecólogo pueden ayudar a detectar y diagnosticar las enfermedades venéreas.

¿Cómo se diagnostican las enfermedades venéreas?

Cuando un médico sospecha que un paciente puede haber contraído una enfermedad transmitida sexualmente, el diagnóstico se hace mediante la prueba de sangre o el análisis de los cultivos del líquido o el tejido tomado del sitio de la infección. Cuando hay razón para sospechar la gonorrea, la sífilis o la chlamydia o una exposición a cualquiera de estas enfermedades, los médicos habitualmente realizan pruebas para la detección de las tres. Es posible tener más de una enfermedad venérea a la vez.

¿Pueden curarse las enfermedades venéreas?

Si el tratamiento empieza temprano, la mayoría de las enfermedades venéreas pueden curarse, con pocos o ningún efecto grave o permanente para la salud. Dos excepciones son el herpes simple y el SIDA. El herpes simple no puede ser curado, pero puede ser tratado y administrado a través de cambios en la medicación y en el modo de vida. El SIDA, la enfermedad venérea más grave que el mundo enfrenta hoy, ya que es altamente mortal, se describe a continuación.