Universidad Autónoma de Aguascalientes

Carta abierta a las madres

PDF | 791 | Hace 2 años | 7 mayo, 2021

Francisco Javier Avelar González

Estimadas madres:

Es difícil escribir una reflexión con motivo del diez de mayo, cuando probablemente ya estén acostumbradas a las frases y felicitaciones que, año con año, destacan su gran amor, su capacidad de sacrificio y su indiscutible estoicismo, tanto en el milagro de gestar y dar a luz nuevas personas, como en el inmenso trabajo de otorgarles crianza y educación…

¿Qué palabras distintas podríamos decir para externar la admiración y el cariño que merecen quienes han estado a la altura de un destino de tal trascendencia? Más aún, ¿de qué forma salir de los lugares comunes para no agregar a la ardua tarea que tienen como madres el peso de canonizarlas, o de retratarlas como seres que no tienen permitido fallar y que siempre deben responder a la perspectiva idealizada en que las hemos puesto?

Durante 2020 y lo que llevamos de este año, he tenido la oportunidad de escuchar y leer a muchas madres: amigas y colaboradoras en la Universidad, así como escritoras en sitios digitales. En sus palabras ha quedado claro que, si bien es cierto nuestras expresiones de admiración y reconocimiento las honran mucho, también lo es que preferirían que las bajáramos del alto pedestal en donde las hemos puesto y entendiéramos la dura injusticia que se deriva de que -en general- les deleguemos la mayoría de las responsabilidades con respecto a la educación de los hijos y el funcionamiento del hogar.

Y tienen toda la razón: al haber fabricado con la figura materna una representación idealizada de la abnegación y el sacrificio a prueba de todo, simultáneamente nos hemos disculpado -como hijos e hijas, como esposos, compañeros o colegas- de asumir nuestras debidas responsabilidades (sobre todo al interior del hogar); a veces hemos abusado cargándoles la mano y hasta pidiéndoles con recurrencia favores de todo tipo, como si fuese parte de sus obligaciones naturales e irrenunciables resolver los problemas de hijos y pareja.

Esta situación de sobrecarga y desequilibrio se ha hecho mucho más evidente durante la pandemia. De un día para otro, el contexto las ha puesto en un escenario agotador hasta el extremo: la casa diluyó su papel de hogar y refugio, para convertirse en oficina, escuela, guardería y parque de diversiones. A su vez, el tiempo se hizo una amalgama en la que todo comenzó a suceder de manera simultánea: se perdió la división entre los momentos familiares, los laborales y los escolares. Por ello mismo, nuestras madres y parejas se vieron empujadas a interpretar diversos roles al mismo tiempo: ser profesionistas o trabajadoras, amas de casa, maestras improvisadas de distintos niveles escolares y, por supuesto, continuar siendo los abnegados ejemplos de amor y cuidados que como sociedad les exigimos que sean.

Queridas madres: esta carta es para ustedes; pero también para los que somos hijos(as), parejas o colegas. Este diez de mayo nos quedaríamos particularmente cortos si nos abocáramos sólo a externarles nuestro reconocimiento y obsequiarlas con alguna comida y un regalo. Además de expresarles las felicitaciones tradicionales, esta ocasión tenemos una oportunidad muy especial para que reflexionemos y entendamos que nuestras madres no son seres insensibles al cansancio, ni mártires en el nicho de un altar… Hagamos conciencia de que debe ser compartida la obligación de llevar el peso de la crianza de los hijos y la organización del hogar. Así podremos ser más justos y equitativos con quienes nos han dado el regalo de la vida y el amor de sus cuidados.

Por todo lo dicho, quiero expresar mi más honesto reconocimiento para todas las mamás, junto con mi deseo de que nuestra sociedad camine hacia la equidad, la justicia y la expresión de la empatía, a través de obras que trasciendan las palabras y las fechas conmemorativas. Que nunca una madre sienta en su espalda el peso de toda una casa; sino más bien el soporte de toda una familia que sabe expresar su amor en la comprensión y el reparto de responsabilidades.

Se Lumen Proferre.

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