Universidad Autónoma de Aguascalientes

Se Lumen Proferre: 47 años siendo el faro de Aguascalientes

PDF | 713 | Hace 3 años | 19 junio, 2020

Francisco Javier Avelar González

El día de hoy nuestra Benemérita Casa de Estudios cumple 47 años de haberse concebido como Universidad. Este suceso paradigmático en la vida cultural, educativa y científica de Aguascalientes, ocurrió en un contexto de enorme bonanza para la educación superior del país. Baste recordar que, de 1969 a 1976, fueron creadas o transformadas, como las máximas casas de estudios de sus respectivas regiones, las universidades de Nayarit, Ciudad Juárez, Chiapas, Tlaxcala, Tabasco y el Centro de Estudios Superiores de Occidente (hoy Universidad Autónoma de Occidente).

El fortalecimiento del sistema educativo en esta época rindió uno de sus mayores frutos en la veloz proliferación de profesionistas. En 1970, sólo el 2.2% de la población mexicana contaba con un título universitario o superior; para 1980 el porcentaje ascendió a 5.3, y en 1990 ya se había elevado a 8.4%. Considerar la dimensión real de este aumento requiere recordar que la población mexicana se multiplicó a pasos agigantados durante ese periodo: mientras en 1970 el país tenía 51,49 millones de habitantes; en 1990 registraba 83,94. De acuerdo con estas cifras, del millón 132 mil profesionistas que había en México en 1970, nuestras casas de estudio lograron elevar la cifra a 7 millones 50 mil en 1990; es decir, en 20 años se produjo un aumento real de 5 millones 918 mil personas tituladas…

Como expresé líneas arriba, nuestra universidad fue concebida en ese favorable contexto, lo que sin duda coadyuvó para que se consolidara en poco tiempo como el proyecto educativo, cultural, deportivo y científico de mayor envergadura en el estado, y posteriormente se revelara como una de las instituciones de mayor empuje y calidad en México. No exagero al decir esto último. Una de las ventajas de someternos sistemáticamente a diversas evaluaciones externas -tanto académicas como administrativas; estatales como nacionales- es que hemos podido comparar nuestros programas, procesos y resultados con instituciones pares del estado y del país.

Los rankings interinstitucionales, las evaluaciones, las posiciones y logros de nuestros estudiantes y egresados, así como las acreditaciones y los reconocimientos nacionales e internacionales son claros: a pesar de ser una universidad pequeña y joven, en muchos rubros estamos por encima de instituciones con una antigüedad, matrícula, tamaño y presupuesto muy superiores a los nuestros.

Académicamente, somos la universidad en el país que más veces se ha acreditado ante los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES); además todos nuestros programas de pregrado se encuentran acreditados ante CIEES y/o el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior; 27 de nuestras licenciaturas e ingenierías forman parte del “Padrón Egel: Programas de Alto Rendimiento Académico” del CENEVAL, y 14 tienen reconocimientos internacionales.  A nivel posgrado, todas nuestras maestrías y doctorados cuentan con reconocimiento del Programa Nacional de Posgrados de Calidad, del CONACyT, y 56% tiene reconocimientos de organismos internacionales.

En el plano financiero, somos una de las instituciones universitarias públicas con mayor solvencia, así como menor riesgo de acercarnos a una crisis estructural. Nuestra eficiencia administrativa nos ha permitido elevar en proporciones históricas todos nuestros fideicomisos y fondos estratégicos, como los correspondientes a Becas y a Pensiones y Jubilaciones, o las reservas para hacer frente a crisis externas a la institución. Gracias a ello, no sólo hemos podido asegurar el pago de nuestras obligaciones contractuales a colaboradores y jubilados, o dar becas, exenciones o apoyos a la cuarta parte de toda la comunidad estudiantil, sino que -como he mencionado- contamos con finanzas sanas y un equilibrio que debe ser la envidia de muchas otras universidades mexicanas.

Quiero mencionar aquí -por las erróneas e injustas notas que se han hecho con respecto al manejo de nuestras finanzas- que también somos una de las instituciones públicas más transparentes y cumplidas del estado y del país. Estamos al corriente de nuestras obligaciones fiscales y en 2019 obtuvimos el 100% del cumplimiento de las obligaciones de Transparencia, de acuerdo con el Programa de Verificación del Instituto de Transparencia del Estado de Aguascalientes. También en 2019 inauguramos la Sala de Licitaciones Universitarias, espacio diseñado para realizar, grabar y mostrar a cualquier persona que quiera consultarlos, absolutamente todos los procesos de licitación de obra pública, servicios y bienes que se lleven a cabo en la UAA.

En cuanto a los beneficios que nuestra institución ha traído al estado, baste mencionar que, en sus casi 50 años de vida como universidad, ha generado más de 56 mil títulos de grado y de posgrado, casi todos ellos a favor de aguascalentenses y habitantes de regiones aledañas. A su vez, la mayoría de estas personas residen en la entidad, constituyéndose como la mayor fuerza de especialistas en distintas áreas del conocimiento, que impulsan la industria, el comercio, los servicios, la construcción, las ciencias, la educación, los deportes, las artes, la procuración de justicia y la atención a la salud en Aguascalientes.

A lo anterior hay que sumar los eventos públicos, así como los servicios y asesorías que la propia institución ofrece de manera regular a toda la población: sólo el año pasado logramos dos millones de impactos sociales a través de estos proyectos (que van desde ciclos de cine, exposiciones y competiciones, hasta asesorías empresariales y legales, o atención a la salud física y psicológica de usuarios en nuestras unidades y programas de Salud… Lo que la UAA está realizando en esta época de crisis sanitaria y económica merece ser tratado en una columna aparte; cosa que haré en las siguientes semanas)…

En síntesis: desde la concepción de nuestra universidad, en una época de bonanza y cooperación interinstitucional en el país, hasta estos días, marcados por crisis sanitarias, económicas e informativas, la UAA ha sabido conducirse con dignidad, ética, calidad y proyección, generando en Aguascalientes conocimiento, bienestar y desarrollo.

Hoy quiero invitarlos a que se sumen a la alegría de la Universidad, porque pertenece y beneficia a todos… En esta época aciaga, en que la ignorancia, la mala fe y la distorsión informativa pretenden socavar el trabajo y la importancia social de esta gran institución (así como de otras universidades públicas autónomas), hace falta que la defendamos y la celebremos; pero sobre todo que la conozcamos y la aquilatemos como el faro y el pilar que es para la sociedad de Aguascalientes.

¡Nos vemos la próxima semana!

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