Universidad Autónoma de Aguascalientes

Investigaciones sobre la violencia. Una mirada desde textos y prácticas artísticas

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RESEÑA DE LIBRO | Dra. Paola del Rocío Villalobos Cárdenas, profesora del Departamento de Psicología de la UAA correo: paola.villalobos@edu.uaa.mx

En el marco del 25 aniversario de la Gaceta Universitaria se presentó el libro Investigaciones sobre la violencia. Una mirada desde textos y prácticas artísticas, editado por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH, 2020). Esta publicación fue coordinada por el Dr. Vladimir Guerrero, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua; y editada por el Dr. Rodrigo Pardo Fernández, profesor e investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. La presentación del libro se realizó a distancia y tuvo los comentarios de la Dra. Paola del Rocío Villalobos Cárdenas, académica de la UAA, quien comparte su reseña para los lectores de esta Gaceta.

 

El libro Investigaciones sobre la violencia. Una mirada desde textos y prácticas artísticas es el genial resultado del trabajo colegiado del Grupo Internacional de Investigación de la Violencia, el Centro de Estudios Avanzados (CEA)/Facultad de Humanidades, asentado en la Universidad de Playa Ancha (Valparaíso, Chile); el Cuerpo Académico de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH-219) Estudios de Literatura, Arte y Cultura; y el Grupo de investigación Literaria y Cultura del Norte de México de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Como expresa el coordinador de esta obra, el doctor Vladimir Guerrero en la presentación de la misma, los trabajos que conforman este libro constituyen un intercambio de saberes y de experiencias de investigación de años con colegas de las universidades mencionadas, así como de otras universidades entre las que se mencionan San Diego State University, USA (Imperial Valley) y la Universidad de las Américas, Ecuador; y del Centro de Investigación Iberoamérica (CIIAL) de la Universidad de Leipzig, Alemania.

El texto “Interpelar y resistir el poder autoritario: producciones artísticas en la Venezuela contemporánea” de Andrés Pérez Sepúlveda inicia la serie de colaboraciones que nos llevan a la reflexión de la violencia que desmantela el Estado democrático a partir de diferentes expresiones artísticas. Rodrigo Pardo Fernández y Juan Carlos González Vidal, en conjunto presentan “La configuración ficcional del pasado en novelas sobre la migración mexicana”, en donde realizan una comparación de dos textos de escritoras estadounidenses analizando la migración y la asimilación de los mexicanos en Estados Unidos.

Felipe Armando Saavedra Montoya, presenta “Cuerpo, migración y violencia” un análisis de La mujer que cayó del cielo de Víctor Hugo Rascón Banda; basada en una historia verídica, hace evidente tres factores indisociables de la condición del tarahumara: la migración, la violencia y el cuerpo. En la misma línea de la migración, Arturo Morales Campos presenta “La función política del filme Perdí mi cuerpo: el lugar del migrante”, analizando la función política que reproduce el fenómeno de la migración marcado por la ideología del mercado global.

El abordaje de la violencia que ejerce el crimen organizado en nuestro país se identifica en dos aportaciones, la de Mónica Torres Torija G y la de Juan Carlos Rodríguez-Pimienta. Torres Torrija con su texto “Toda la soledad del centro de la tierra de Luis Jorge Boone: la tragedia mexicana de la violencia y el crimen”, en la que no solamente analiza la atrocidad de la masacre de Allende, Coahuila en 2011 sino que pugna porque las voces de las víctimas no se pierdan en el olvido. Rodríguez-Pimienta, presenta un ensayo sobre el corrido mexicano y su función tradicional de ser fuente de información al hacer crónica de temas importantes sobre la violencia de este México Convulso, como el autor lo llama.

El libro cierra con la presentación de Vladimir Guerrero: “Violencia estructural y violencia directa desde la idea de transculturación” en el cuento La muerte tiene permiso de Edmundo Valadés, donde analiza la forma en que dicha transculturación adquiere un matiz violento y criminal. En su artículo, se pueden encontrar diversos ejemplos de actualidad, como el de George Floyd (I can´t breathe/ “No puedo respirar”), que ponen de manifiesto el uso de la violencia y los modos de legitimación, así como también la violencia directa contra dicha legitimación.

Los siete textos que conforman este libro abordan diferentes tipos de violencia a través de diversas expresiones artísticas, como el performance (irrupciones performativas en plazas públicas); video arte a través de filmaciones (ralentizadas); collage digital; fotografía; esculturas e instalaciones interactivas; obra teatral, filme (película de animación), música (corrido mexicano) y la literatura en el género de la novela y el cuento.

Durante la lectura de cada uno de los trabajos presentados podemos identificar el valor que los participantes le dan al arte como un campo de reflexión sobre las ideologías que cimientan nuestro presente en el mundo y que de manera individual y colectiva iluminan los caminos que nos llevan a otras posibilidades (Pérez-Sepúlveda), “porque el arte no puede permanecer indiferente y, de alguna manera, llega a responder a favor o en contra, a [cualquier] problemática mundial” (Morales-Campos, p. 129).

Las primeras páginas del libro nos muestran como una artista “decide osadamente invadir (desnuda) un espacio público consagrado a Bolívar […] interpelando así el exceso de masculinidad del discurso sobre lo heroico del pasado venezolano”.  El arte nos lleva a repensar lo establecido porque ofrece siempre una visión alternativa que termina por socavar el imaginario político distorsionado, interpelando y resistiendo el poder autoritario, pero también logrando que permanezcan en la memoria colectiva aquellas víctimas de la desaparición forzada, como en la muestra artística interactiva de Violette Bule o en la novela de Luis Jorge Boone que se retoman en esta obra.

Los autores y la autora que ofrecen su trabajo de análisis de la violencia en el campo literario, nos recuerdan que “Las novelas nos son mero entretenimiento […] construyen un discurso sobre la realidad, la reconfiguran a partir de parámetros que no solo son estéticos o comerciales, sino también claramente políticos, de validación social, identitarios” (Saavedra, p.70). Las ficciones históricas son textos que configuran discursivamente el mundo del mismo modo que pueden poner en entredicho las convenciones sociales o alertar sobre la condición del pasado en el presente (Pardo y González, p. 62).

La literatura brinda un universo de posibilidades: Torres menciona que es una forma de vivir, de conocer, de reconocer al otro a lo que somos, pero también a lo que nos es ajeno, con lo que convivimos a diario sin detenernos a verlo y cita:

Los libros son una ocasión para la felicidad, también son puertas que se abren a enigmas y  experiencias que ponen en jaque nuestro confort […] mediante el pacto de la ficción se nos permite descifrar los enigmas de nuestro entorno para poder reconocernos en el otro y   comprender este complejo mundo violento que nos estruja cada día. (Canseco, 2018, citado por Torres, 2020 p. 122-123).

Este mundo violento, que como Ramírez-Pimienta lo explica, mientras sea parte de nuestro entorno será cantado, por los corridos mexicanos; que hacen las veces de testimonios sobre los hechos violentos que ejecutan atrozmente las organizaciones criminales de nuestro país, haciendo del conocimiento del pueblo la trayectoria de narcotraficantes y sicarios que denotan también una apología de la delincuencia como una forma aspiracional de vivir y de morir.

Las producciones artísticas, dice Morales-Campos, son una especie de elementos testimoniales que transcriben o, de alguna manera, reproducen parte de la ideología o ideologías imperantes en el momento de la creación, por lo tanto, tienen una función política dentro de la cultura en la que se encuentran o emergen. El autor afirma que bajo estas consideraciones “no existen textos inocentes, es decir, neutros o exentos de cualquier ideología” (Morales-Campos, p. 130).

Las producciones artísticas están en relación con lo que vivimos en nuestro día a día en la organización social, incluyendo aquellos sucesos que están en nuestro mundo configurando la realidad violenta: Estados que no garantizan los derechos humanos, la migración en cuanto a las violencias que la impactan, el crimen organizado, la desaparición forzada, la imposición cultural, las injusticias ejercidas hacia los indígenas y el campesinado, así como la manera en que esto se legitima (violencia estructural, violencia cultural, violencia directa).

La lectura de cada uno de los textos que conforman esta obra, nos invita a trascender nuestra visión sobre la violencia, ésta debe ir más allá de la mera concepción de la manifestación directa y recuperarla de esos procesos de invisibilización de los estratos que son el caldo de cultivo, y que como dice Guerrero “Son los que legitiman después los espirales de las distintas violencias” (p. 182). La violencia debe reconocerse en sus diferentes fases para poder intervenirla desde los espacios físicos o simbólicos donde se multiplica y se reconstituye (p. 9).

La colaboración realizada para conformar el libro Investigaciones sobre la violencia. Una mirada desde textos y prácticas artísticas promete, como lo señala el coordinador, serán escrituras semillas que abonen y fortalezcan al campo de estudio de las violencias. Yo coincido con esta convicción, ya que todas aquellas personas interesadas en el tema (académicos, investigadores, estudiantes o público en general) no deberían dejar pasar la oportunidad de nutrir su conocimiento con lo que este libro presenta.

En lo personal, haber leído este libro me recuerda la idea fundamental de la importancia del arte para desarrollar el sentido crítico de nuestro pasado, presente y futuro. Resuelvo sobre el compromiso que tenemos las y los docentes para fomentar la aproximación artística de nuestros estudiantes de cualquier nivel a la creación, apreciación y comprensión del arte que derive en el cuestionamiento del orden social establecido y asumido sin pensar.

Este libro es un material de gran valor intelectual para todas aquellas personas que nos interesan los temas del arte o de la violencia o del arte y de la violencia. La lectura de cada uno de los textos es atrapante, estructurada, con fundamentos teóricos relevantes e indispensables; contiene referencias actuales de acontecimientos de importancia mundial, así como un enriquecido bagaje de otras producciones artísticas que conviven con las específicas que se analizan.

Felicito al Dr. Vladimir Guerrero (coordinador de la obra) al Dr. Rodrigo Pardo Fernández (editor y colaborador del volumen) y a cada una de las personas que contribuyeron con sus textos para poder disfrutar de este gran logro. Felicidades a la Gaceta Universitaria por su 25 aniversario y todas las personas que se han involucrado para realizar los diferentes eventos de celebración ante el reto que la pandemia sostiene.

La presentación del libro está disponible en el Facebook de GacetaUAA