Universidad Autónoma de Aguascalientes

Quédate en casa para prevenir la infección por coronavirus

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Colaboración | Jesús Israel Martínez Martínez, estudiante del cuarto semestre de la Lic. Médico Cirujano, israel-martinez15@hotmail.com

 

México se encuentra en la fase de mayor contagio de Covid-19. En todas las naciones afectadas se han implementado diversas disposiciones para frenar la propagación del virus y evitar el colapso de los sistemas de salud, como la difusión y concientización entre la población sobre la importancia de un buen lavado de manos, el uso del cubrebocas, al igual que incentivar a los institutos de investigación para el desarrollo de una vacuna o probar la eficacia de determinados fármacos para el tratamiento de la enfermedad causada por este nuevo coronavirus.

Uno de los principales medicamentos, es el antiviral Remdesivir utilizado en Estados Unidos, donde el National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID) patrocinó la realización de una prueba clínica que permitió identificar un aceleramiento en la recuperación, pero aún no se sabe con precisión cuáles podrían ser los efectos secundarios del fármaco. Dicha prueba forma parte de un estudio más amplio que se desarrolla en Estados Unidos, Europa y Asia: Adaptive COVID-19 Treatment Trial (ACTT). A pesar de que se requiere de mayor experimentación con el medicamento, la emergencia del Covid-19 exige la prescripción del Remdesivir en pacientes pediátricos y adultos hospitalizados con enfermedad severa.

Por otra parte, es importante señalar que el médico estadounidense Paul Offit, director del Vaccine Education Center, comenta que el tiempo promedio para el desarrollo de una vacuna son 20 años, siguiendo un proceso normal de investigación, desarrollo, experimentación con animales, obtención de certificaciones por organismos reguladores, como la Food and Drug Administration (FDA,) y las pruebas en un amplio número de personas. Cada uno de estos pasos son necesarios para medir las posibles reacciones adversas de la vacuna.

No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsó una iniciativa para coordinar a investigadores de cientos de instituciones de todo el mundo, para desarrollar, estandarizar ensayos y enfoques, que conlleven a la obtención de la vacuna; la cual, se ha dicho, podría estar lista en 12 o hasta 18 meses.

En tanto esto sucede, las medidas de prevención deben prevalecer para no dispersar aún más la enfermedad. Por ello, es importante recordar a los lectores las formas de contagio y cómo el uso del cubrebocas contribuye a disminuir significativamente la infección por el virus SARS-Cov-2.

El Covid-19 es la enfermedad causa por el coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS-CoV-2), un virus que invade las células de los órganos del aparato respiratorio, e incluso, puede llegar a dañar los anexos del ojo, ya que también puede invadir la membrana conjuntiva que se encuentra en la parte posterior de los párpados. Al introducirse en una célula, el virus comienza a replicarse, es decir, duplica su material genético (ARN de cadena simple positiva), a partir del cual codifica proteínas funcionales y de estructura. Después, el virus sale al espacio extracelular, invadiendo otras células y repitiendo el proceso muchísimas veces en los órganos respiratorios hasta llegar a los pulmones.

El problema con el Covid-19 (y con otras cepas de coronavirus) es la reacción inflamatoria que provoca en los órganos que infecta; cuando llega al tejido pulmonar ocasiona una neumonía, que se traduce en una inflamación que condiciona la presencia de líquido dentro de los alvéolos, y dificulta el intercambio gaseoso entre el aire del espacio alveolar y la sangre (hematosis). Lo anterior explica la dificultad respiratoria de las personas contagiadas con SARS-CoV-2.

Hay varios mecanismos de transmisión del coronavirus: a través de las secreciones que expulsa un individuo infectado, ya sea al toser, estornudar o escupir. Esas gotas pueden caer en los ojos o ser inhaladas por una persona sana; esta ruta tiene una elevada posibilidad de contagio. La infección también es posible cuando esas secreciones contaminan objetos y la persona sana los toca con sus manos y después toca sus ojos, nariz o boca; o viceversa, es decir cuando una persona contagiada se toca ojo, nariz o boca y después toca los objetos o a las personas. Otras formas de contagio son el saludo de beso en la mejilla o en la boca, al exhalar, así como compartir objetos de uso personal como el cigarro o tomar de una misma botella.

Por ello el uso del cubrebocas es fundamental, ya que puede bloquear el paso de esas gotas cargadas con el virus. Es una medida de precaución muy eficaz para evitar la transmisión del virus cuando la persona está enferma de Covid-19 la usa, o bien cuando se es portador asintomático.

Sin embargo, un artículo publicado en abril de este año por la revista Salud Pública de México, indica que el uso masivo de cubrebocas podría generar una falsa sensación de seguridad en la población y, al sentirse protegidos, las personas podrían descuidar otras medidas de prevención como el lavado de manos o salir de sus casas para realizar tareas no esenciales. También debe enfatizarse sobre el uso correcto del cubrebocas, de lo contrario podría resultar contraproducente para la salud. La OMS recomienda el uso de cubrebocas en el caso de ser cuidador de un paciente con Covid-19, si se tiene la sospecha de estar infectado o si se tienen síntomas como tos y estornudos.

Algunas recomendaciones para el uso correcto del cubrebocas:

  • Debe cubrir nariz y boca.
  • Al tocar el cubrebocas puesto, es necesario un lavado de manos correcto para evitar la propagación de partículas virales con las manos contaminadas.
  • La vida útil de un cubrebocas es de un día, algunos expertos sugieren cambiarlo cada cinco horas.
  • No descuides otras medidas profilácticas, como el lavado de manos constante, el distanciamiento social y taparse con el codo al momento de estornudar o toser.

Quédate en casa y atiende las disposiciones emitidas por las autoridades sanitarias.