Universidad Autónoma de Aguascalientes

Pandemia: crisol de los grandes problemas que han aquejado a la sociedad mexicana

gaceta uaa

Ilustraciones: Jorge Luis Montañez Andrade, DCRP.

 

La pandemia ha cambiado muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, pero sobre todo, nos ha mostrado de la manera más descarnada muchos de los problemas y de los límites sociales, económicos y políticos del sistema en el que vivimos. Con el confinamiento se magnificaron problemas como el hambre, la pobreza, la precariedad de los empleos y la desigualdad, mencionó el doctor Octavio Maza Díaz Cortés, profesor-investigador del Departamento de Sociología, quien está desarrollando el estudio “Efectos de la pandemia en la relación trabajo con otros espacios de vida”.

El catedrático asegura que esta pandemia, el confinamiento y sus demás implicaciones representan un momento histórico que brinda mucho material para la investigación,  pues se trata de un periodo de quiebre en la vida social, por lo que para este proyecto se emitió una convocatoria para recopilar historias de la pandemia para conocer a profundidad las  preocupaciones de la sociedad que a simple vista no se pueden ver.

Uno de los objetivos de la investigación es plantear un índice que permita calcular el impacto de la pandemia en el ámbito laboral, social y económico –específicamente identificar quienes han sido las personas más afectadas; además de cómo se enfrentan estas condiciones durante la contingencia. “Hay personas que ante la amenaza se replegaron en sus hogares,  otras que afirman que la pandemia no existe, pero esto es un asunto que como estudiosos de las ciencias sociales debemos investigar para entender cómo se construyeron las respuestas. Estamos en una zona gris en la que algunos aún pueden quedarse en casa y otros, quizá la mayoría, ya no; por ello debemos preguntarnos por los efectos de todo”.

Ante este panorama, explicó que la pandemia agravó e hizo evidente muchos problemas que ya existían, como la disparidad en las cargas de trabajo y en la ocupación que representa el cuidado de los hijos para los hombres y las mujeres. Y, sin duda, al estar en casa, las personas se están enfrentando al enorme reto de la educación de los hijos y la sobrecarga para las madres que tuvieron que hacer de maestras además de realizar su propio trabajo.

En este sentido, reiteró que es un grave problema tener que trabajar y al mismo tiempo poner a los niños en la computadora, si es que la clase se daba en línea, porque el fenómeno de la educación también estableció otro desafío para quienes no tenían posibilidad de contar con internet o equipo de cómputo para conectar a los hijos con las clases a distancia. Entonces, en el ámbito educativo los problemas también incrementaron así como la brecha tecnológica.

Por otra parte, el encierro agudizó la carga de trabajo para las mujeres, y es un tema que ya ha se ha puesto en evidencia, junto con la violencia de género y el maltrato infantil; cuando se podía salir libremente de casa a trabajar o a la escuela, estas amenazas se reducían pero con la pandemia esto creció.

El doctor Octavio Maza Díaz Cortés comentó que el impacto de la escuela en la casa representa un enorme tema para reflexionar por la disparidad en el uso del tiempo y la exigencia tanto para los niños y los jóvenes en edad escolar y sus familias, como para los profesores, porque “para quienes impartimos clases en la UAA representó un cambio en nuestras dinámicas habituales y obligó a los estudiantes a adoptar otras. Todas y todos nos vimos de otra manera; con la limitante tecnológica y la alfabetización digital, y lo que representaba tomar una clase con una mala conexión o estudiar con los datos de tu celular. Todos estos aspectos nos están mostrando en qué país y en qué sociedad estamos viviendo”.

 

Quedarse en casa: privilegio de unos, desventaja para otros

Nos estamos enfrentando a varios meses de encierro, para algunos es agotador estar confinados, pero en realidad son privilegiados porque aún pueden permanecer en sus casas; mientras que para otros el agotamiento y desesperación a causa del confinamiento se debe a la falta del ingreso económico.

El INEGI llevó a cabo, durante la segunda quincena de abril, la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) para obtener información estadística y monitorear el mercado laboral durante el periodo de contingencia,  en la que sus principales resultados muestran que de marzo a abril de 2020 la población económicamente activa disminuyó 12 millones de personas. Otro dato destaca que 3.5 millones de personas disponibles para trabajar perdieron o renunciaron a su empleo o cerraron su negocio en el mes de abril, mientras que en marzo la cifra fue de 9.1 millones.

Al hacer referencia a dicha encuesta, el doctor Octavio Maza Díaz Cortés mencionó que esas cifras representan una grave caída para la ocupación económica y a la que se le debe poner mucha atención. Se podría pensar que todos los empleos que se perdieron o los negocios que cerraron, son algo temporal, pero no. “Como sociedad tenemos que resolver el  incremento enorme de la pobreza, y que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ya ha calificado como  una crisis alimentaria; hay un crecimiento del hambre en Latinoamérica”.

El problema económico es grande y grave, sin menoscabo de la preocupante situación de la violencia y la sobrecarga de trabajo. Esta pandemia es un crisol de los grandes problemas que la sociedad mexicana ha ido padeciendo  y recreando.  Si bien México ya vivía una tendencia hacía la crisis económica, con la desaceleración de la economía que se hizo patente en el primer trimestre de este año, no hay un pronóstico positivo en ningún tema: ni empleo, ni crecimiento de la economía; lo cual no significa que debamos ponernos negativos o catastróficos sino que es momento de buscar alternativas de solución.

Además del impacto económico, otro aspecto que ha tenidos repercusiones sociales, sobre todo dentro del contexto familiar, son las dimensiones de las casas, ya que los espacios reducidos se tuvieron que adaptar como oficinas, escuelas y para la convivencia. El investigador del Departamento de Sociología, indicó que con el confinamiento también se replanteó el significado de la casa para cada quien, pues normalmente las personas salen a la escuela o a trabajar  y sólo llegaba dormir, pero  ahora las personas tuvieron que  vivir la casa, enfrentándose a espacios totalmente desconocidos y reducidos  que no estaban programados para esos usos.

Al cabo de un año se mostrarán los resultados de la investigación “Efectos de la pandemia en la relación trabajo con otros espacios de vida”, en el que se integrarán todos los aspectos  mencionados sobre el uso del tiempo y del espacio en el interior del hogar, la mezcla de los ámbitos del hogar, el trabajo y la escuela; la práctica deportiva y la violencia doméstica. Inicialmente, el proyecto planteó abordar los efectos del confinamiento y la pandemia, pero debido a que este problema mundial ha cambiado muy rápido, también surge la interrogante de la nueva normalidad.

“Esto es un momento de incertidumbre. Habrá quien piense que en cuanto esto se solucione volveremos a la normalidad, pero la moneda está en el aire. Es difícil afirmar qué va a pasar, lo único que podemos decir es qué está sucediendo y de ahí en adelante, generar nuestras interpretaciones, incluso de lo que estamos viviendo como sociedad. La nueva normalidad es sólo una idea de que esto ya se acabó, pero el riesgo ahí sigue y se tiene que reflexionar”, puntualizó.