Universidad Autónoma de Aguascalientes

El ABC del escritor: recomendaciones para los universitarios que se inician en la creación literaria

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Colaboración | Fabiola Padilla Arellano, escritora y editora en FArell Ediciones México,  fabiolapadillaarellano@gmail.com

 

Cuando me preguntan si existe una fórmula para escribir, sobre todo, literatura, desde ya les digo que no. La escritura es más que un universo; es el multiverso de las posibilidades infinitas. Dentro de esa expresión lingüística, lo que a uno le funciona, no siempre le resultará al otro.

Al día de hoy se conocen tantos géneros, colores, voces y estilos, que encontrar el propio se vuelve un peregrinar constante; un ir y venir que en ocasiones cansa y desespera. El estilo propio o la voz literaria se construye con la práctica. Como ya se dijo: no hay fórmulas mágicas que nos conviertan en eruditos de la noche a la mañana. Lo que sí, por fortuna, es que contamos con ciertos consejos, que podríamos llamar atajos, que nos ayudarán a evitar errores y avanzar en ese largo camino con paso, si no más acelerado, sí más seguro y asertivo.

Existen dos sistemas básicos para escribir: el de mapa y el de brújula:

  • El mapa como el nombre indica, es utilizado por autores que realizan un mapa estructural de la obra y se ciñen a él.
  • El de brújula es acogido por aquellos que tienen una idea en concreto, no obstante, dejan que la escritura fluya con total libertad; es decir, que sean los propios personajes los que dicten el ritmo y rumbo de la historia. Esta modalidad, por lo regular, es propia de escritores con más experiencia, porque para escribir sin una planeación ni dirección fijada con antelación, se necesita, como menciona el dicho popular, cierto callo.

Para aquellos que recién incursionan en la creación literaria, los expertos recomiendan hacerlo con la modalidad de mapa.

En lo personal me considero un híbrido de ambos sistemas y, con base a mi experiencia, puedo asegurar que solo dos elementos podrán ayudar a encontrar y consolidar el estilo propio: La constancia y la práctica. Es importante recordar que el camino del aprendizaje no está peleado con buscar y/o seguir los consejos de otros escritores, al contrario, es de gran ayuda experimentar con sus recomendaciones y así, encontrar que nos funciona y en un, no muy lejano tiempo, implementar nuestro propio sistema para escribir.

Estas son algunas recomendaciones de los escritores para quienes desean incursionar en la creación literaria:

Lectura. «Antes de ser escritor, hay que ser lector». Esta es una de las grandes verdades de la humanidad. La lectura es el mejor maestro y la mayor fuente de información, documentación e inspiración a la que todo escritor puede acceder.

Firma. Ya sea con el nombre propio o ficticio (seudónimo) es importante siempre estampar nuestra firma como sello de autenticidad y personalidad.

Disciplina. «¿El escritor nace o se hace?». Este es uno de los dilemas y debates más añejos de la historia literaria. En lo personal comulgo con los que afirman que es un conjunto equilibrado de ambas, porque un talento sin disciplina puede desembocar en frustración, el bendito bloqueo y en el tan temido fracaso.

Constancia. Lo primero que se debe entender, si se pretende llegar a la publicación o al contacto con el público, es que estaremos expuestos a la crítica. Muchos autores no son capaces de sobrellevar este apartado que, por desgracia, viene incluido en el paquete y es imposible de evadir. Habrá ocasiones en las cuales desearemos tirar la toalla, otras tantas, estaremos tan motivados que nos creeremos el siguiente García Márquez. La clave está en encontrar en la disciplina, la fuerza para seguir constantes y no desfallecer en el intento. A palabras de la escritora Rosa Montero: «La constancia y la disciplina superan, en muchas ocasiones, al talento o el carisma».

Inspiración. Si eres de esos que piensan que hay que esperar a ser visitado y tocado por las musas para comenzar a escribir, desde ya te digo, como reza el dicho popular: «ya te cargó el payaso». Las musas son casquivanas, evasivas y poco fieles. En cambio, la disciplina ayuda a suplirlas en tiempos de sequía. Claro que hay que recurrir a la inspiración, pero no hay que dejarles todo el trabajo a esos seres míticos, sino, estar dispuestos a abrir bien los ojos y observar a detalle todo cuanto nos rodea. Todo lo que el ojo lleva a la imaginación puede ser material para crear, complementar y aderezar nuestra obra. Recordemos que una de las maravillas de la pluma, es ese poder ilimitado que nos permite crear universos, mundos, entornos, ambientes, dar vida e incluso hasta quitarla.

Elección del género o tema: Por lo regular este apartado y el anterior, referente a la inspiración, van de la mano. A veces un proyecto nace de una idea madre (inspiración), otras, el tema es elegido con base a factores ajenos al escritor como lo es la escritura por encargo; ejemplos: concursos, tareas escolares y/o académicas, ensayos, artículos, etc. En estos suele haber criterios, especificaciones o pautas a seguir.

Documentación: Aunque tu obra sea ficción, es imprescindible la investigación y asesoría, de preferencia por expertos en el tema que quieres desarrollar, para que la historia no carezca de fundamentos y su argumento sea lógico y sostenible. La Documentación (investigación), es relevante para el buen desarrollo de la trama, pues de ella dependerán aspectos tan importantes y básicos como: ambientación, ubicación, cultura, regionalismos, temporalidad, etc.

Recordemos que un autor puede escribir sobre lo que le dé la gana, pero, para que su historia funcione, tiene que tener, aparte de un correcto uso del lenguaje (acorde a la terminología del tema en cuestión), una construcción lógica, armónica y creíble.

Ortografía y redacción (esto amerita otro artículo): Es importante no dejar de lado este apartado; recuerda que una mala ortografía y/o redacción, así como el uso inadecuado del lenguaje, rompe el ritmo y la musicalidad de la narración, lo que conlleva a que no sea asimilada, disfrutada ni apreciada por el lector. Por fortuna existe una gran diversidad de recursos literarios como el pluscuamperfecto, (sí, lo sé, suena a trabalenguas, por fortuna es más fácil usarlo que pronunciarlo), que nos permiten enriquecer el contenido de nuestra obra, por eso los expertos recomiendan que, si se tiene intención de profundizar en el oficio de escritor, se busquen talleres, cursos, asesorías y demás apoyos para llevar a buen término el proceso creativo de nuestro proyecto.

Estructuración: Es de vital importancia tener un esqueleto fuerte y esto se consigue con un armazón sólido, es decir, bien armado. Para este apartado se tienen que tomar en cuenta aspectos de suma relevancia como: Construcción de personajes (tema que, por sí solo, da para otro artículo), capitulación, y en caso de haber: prólogo, agradecimientos, dedicatoria, notas de autor, extensión, etc. En el cuento, inicio, nudo, desenlace… En fábula, la moraleja, etc.

Presentación. «De la vista nace el amor». Siempre debe tenerse consciencia de que el primer contacto con el lector, es la presentación de tu trabajo, tanto del texto, como de la obra en general. Por ello es de vital importancia cuidar aspectos como márgenes, sangrías, tipografías, interlineado, entre otros aspectos en el texto; mientras que en la obra en general, el título, portada, contraportada, sinopsis, maquetación, etc.     

 Revisión. El primer requisito es no encariñarse con la obra porque esto nos restará objetividad. En este apartado hay que resaltar, que este tema va ligado a la estructuración, ortografía y redacción, a la presentación y todo aquello que requiera de nuestra atención y una segunda, tercera o cuantas sean necesarias, lecturas de repaso.

               

La lectura en voz alta es un excelente recurso y una herramienta efectiva para detectar errores que en silencio quizá no seamos capaces de percibir, por ejemplo: cacofonías, discordancias fonéticas, acentuación, dedazos, etc.

También es recomendable hacerse con un lector Beta o lector Cero[i], para evitar caer en los mortales errores de obviedad. Como ejemplo: la falta de mención sobre algo tan simple como un bastón de un personaje invidente, puede tirar por tierra toda tu historia.

Si estás buscando la validación de una editorial para la publicación, es recomendable recurrir a los servicios de un corrector de estilo.

Vuelvo a reiterar la sugerencia de buscar clubes, talleres, diplomados, etc., relacionados con la creación y apreciación literaria. La retroalimentación es vital para el crecimiento de todo autor.

Una última recomendación es no imitar con descaro a nadie, caer encasillado en el apartado de imitadores, no es saludable para nadie. Es de todos conocido los dichos que rezan: «Ya todo está escrito» y «No hay nada nuevo bajo el sol». Quizá lleven un poco de razón, no obstante, eso no debe ser impedimento para atreverse a experimentar, a contar la historia a nuestro modo y desde nuestra visión o perspectiva; he ahí la gran diferencia.

Recordemos que somos una mezcla personalizada de todo lo que nos rodea. Un poco de esto y un tanto de aquello que, aunado a la propia imaginación, define nuestro estilo y voz literaria; ahí radica la esencia de todo autor.

Atrévete a crear, sigue tu instinto, sé irreverente si tienes que serlo, inventa, experimenta… solo así se llega a consolidar el tan añorado estilo personal.

 

El multiverso del lenguaje escrito es tan extenso que nunca terminaremos de explorarlo, así que relájate, disfruta el viaje y deja que tu pluma derroche tinta y, ¡a crear se ha dicho!

Conoce las propuestas ganadoras del Concurso de Talentos Universitarios de Cuenco y Poesía   https://www.youtube.com/channel/UCN5zX9FE9iNUyelSpGpcIrA/videos

 

[i] Persona capacitada en crítica literaria, destinada a evaluar obras desde cero, es decir con nulo conocimiento sobre la trama de la misma; esto con el fin de evitar contaminaciones, condicionamientos o manipulaciones que pudieran influir en su percepción